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Mi secreto para la felicidad

Mi secreto para la felicidad

Es indudable que la Navidad es una época de reflexión. Creo que no hay otro momento del año en el que las familias, los recuerdos y los momentos especiales cobren más importancia. No sé donde vives, si tu Navidad es blanca o soleada, pero en Cali, Colombia, esta época es llena de sol, música bailable y muchísimo calor. Pero creo que independiente de dónde estés, es una época feliz, llena de momentos inolvidables, que disfrutamos al máximo y que anhelamos el resto del año. Pero esto me frustra un poco, ¿por qué tenemos que esperar a Navidad para valorar lo que tenemos? ¿por qué no podemos ver tantos actos de solidaridad solo porque sí, en junio o septiembre? ¿por qué aumenta tanto la felicidad en estas épocas?

He pensado mucho en todo esto y me ha llevado a preguntarme sobre la felicidad y qué pasa en Navidad que nos parece poner a todos un poquito más tranquilos, más felices, más dispuestos a ayudar y a compartir con otros. Primero pensaba que se trataba del hecho de que tenemos una razón para dar y recibir regalos, luego pensé que se trataba de la comida y las fiestas, o tal vez de la música alegre y las decoraciones brillantes. Pero no, no es eso. Si fuese así, encontraríamos más razones durante el año para dar y recibir regalos, pondríamos música alegre todo el tiempo y tal vez dejaríamos las luces puestas todo el año. No, la razón de la felicidad repentina está en por qué no hacemos nada de eso el resto del año y nuestras prioridades parecen dar un giro. Pues bien, es en esa respuesta donde he descubierto el secreto a la felicidad y quiero compartírtelo y dejarte una pequeña sorpresa al final de este blog así que sigue leyendo.

Creo que la clave está principalmente en que se nos olvida que la felicidad es una decisión y no algo que hay que esperar que llegue o trabajar duro para conseguir.

Por supuesto requiere de tu esfuerzo y de tomar ciertos pasos para asegurarse de que la felicidad llene todos tus días, pero cualquiera puede hacerlo y no necesitas dinero, ni recursos materiales para lograrlo. La felicidad depende de tu entorno, de lo que te rodee, te acompañe y te alimente cada día. Pero donde muchos se equivocan es al creer que ese entorno es algo que no pueden controlar, algo que depende de cuánta plata tengan, del trabajo que tengan, de lo que otros hagan, de cómo otros los traten. El problema con esto es que están llevando ese entorno muy lejos y se olvidan que el que realmente importa y el que determina tu felicidad es el que está más cerca a ti y está compuesto por tus pensamientos.

Piensa por un momento en cada vez que te cepillas los dientes. ¿Cada cuánto lo haces? ¿qué piensas mientras lo haces? ¿qué pasa cuando no lo haces? ¿qué tanto esfuerzo te toma hacerlo? ¿cómo te sientes cuando no lo haces? Controlar tus pensamientos funciona igual que cepillarse los dientes. No te toma mucho esfuerzo, cuando no lo haces te afecta de formas que no te das cuenta y cuando lo haces regularmente puedes cambiar tu vida. Puede sonar exagerado, pero es así: por más de que lo que suceda a tu alrededor se salga de tu control, sí puedes decidir cómo te afecta y lo que piensas sobre eso que sucede, así que

si tu felicidad depende de cómo te afecta tu entorno y esto es algo que tú puedes decidir, tu felicidad es una decisión y es solo tuya.

Durante la Navidad, nos damos cuenta de esto nuevamente y es cuando tomamos actitudes como «yo voy a descansar, al fin y al cabo es Navidad», «voy a reunirme con mi familia, en estas épocas siempre me reúno», «voy a darme un regalo. Me lo merezco. Es Navidad». Es en esta época cuando decidimos tener un balance entre nuestra vida personal y nuestro trabajo, cuando decidimos salir más, conocer personas nuevas, volver a ver a nuestros seres queridos, pensar cosas bonitas, ver películas alegres. Mejor dicho, en estas épocas decidimos alimentar nuestra alma y nuestros pensamientos de cosas positivas, creando un entorno directo cargado de positivismo y tranquilidad.

Lo que nos detiene a hacerlo en otros momentos del año es que piensas que no tienes derecho de darte esos lujos, que la felicidad llegará cuando trabajes tan duro que puedas darte esos momentos libres. Pero ¿de verdad crees que entre más y más duro trabajas, más y más cerca estará el día en el que «por fin» podrás tener tiempo para ti? ¿en serio piensas que tu felicidad es algo que encontrarás cuando hayas perdido toda tu vida esperándola?

El balance y tranquilidad en tu vida es algo que construyes día a día y es importante que recuerdes que tu felicidad es HOY y lo único que necesitas para obtenerla es retomar el control de tus pensamientos.

Y para hacerlo, puedes empezar por un ejercicio muy sencillo. Por ley física, se entiende que dos cosas no pueden ocupar un mismo lugar al mismo tiempo. Sabiendo eso, piensa en tu mente como un montón de compartimientos y en cada uno de ellos hay un pensamiento específico. Cuando tienes un pensamiento negativo y te esfuerzas por eliminarlo, a veces es muy difícil, pues lo que realmente necesitas es reemplazarlo, porque -enfrentémoslo- eso de «pon la mente en blanco y no pienses en nada» difícilmente le ha funcionado a alguien. Cuando reemplazas un pensamiento, te aseguras de que el espacio se llene con algo que tú controlas y no se encargue de llenarse solo, tal vez con otro pensamiento negativo sin que tú te des cuenta.

Así que cada vez que pienses algo como «hoy no tengo ganas de hacer nada», trata de seguir estos 2 pasos: 1. Hazte consciente de él y date cuenta de que es un pensamiento que te está afectando y que puedes cambiar; 2. Reemplázalo por un pensamiento opuesto como «hoy va a ser un día superproductivo» o, si esto es algo que se te dificulta mucho creer este día, busca un pensamiento totalmente diferente pero que sea positivo como «que rico, hoy voy a ver a mi hermano» o vístete con un atuendo que te haga sentir fantástico y piensa «me encanta como me veo hoy». En teoría,

el 90% de los pensamientos que tienes en un día, los has tenido el día anterior y los tendrás al día siguiente

así que imagina si cambias uno a uno tus pensamientos, será como lavarte los dientes: no tendrás que hacerlo tan a menudo, pero con 3 veces al día que lo hagas, tendrás siempre pensamientos positivos y un entorno directo que te llene de felicidad todos los días.

Conocerte y encontrar todo eso que tienes en tu interior y en tus pensamientos, que te está limitando o impidiendo ser verdaderamente feliz, es un proceso complejo y largo, aunque depende mucho de qué tanto te has cuidado de darte momentos para ti, de conectarte cada día y de llenar tu mente de pensamientos positivos. Pero porque sé que es un proceso difícil, he decidido ayudarte. Reserva tu valoración inicial HOY: RESERVAR VALORACIÓN CON LINA DÍAZ >>

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